El Párroco Osvaldo Santillán cumplió este martes 20 años como sacerdote, y recordó parte de su historia y el porqué de su decisión.
Osvaldo Santillán recordó sus 20 años de Sacerdocio “viviendo con mucha alegría, no son nada 20 años aunque son muchas cosas que pasan en la historia y el corazón” sostenía el religioso, quien pasara gran parte de su vida sacerdotal en nuestra ciudad “viene gente que me dice haberlo bautizado a él y ahora hacer lo mismo con sus hijos”
Recordando un poco de su historia familiar, Santillán afirmaba “mi padre falleció a los 53 años de un infarto, yo tenía 20 años y lo veía una persona tan madura y yo tengo ya casi esa edad y me pregunto cuando se madurará” destacaba, “Dios va obrando en la vida de cada uno, no es que la vida del sacerdocio es todo color de rosas, están las cruces, debilidades, pero sí uno sabe que Dios siempre lo acompaña”
“Creer en Dios es muy fácil, lo que cuesta a veces es confiar en Dios, ponernos en sus manos porque a veces queremos resultados y respuestas ya y a veces las cosas de Él son totalmente diferente a lo que podemos pensar” expresaba el religioso, agregando “haciendo un análisis me ha ido muy bien en estos 20 años a pesar de todas la dificultades, problemas y situaciones, porque uno es feliz y como humano es lo que se busca para cada uno de nosotros”
Haciendo un reconto de sus años, comentaba “estudié en la Escuela 220 de Pampa del Cielo, iba a la escuela en un caballo blanco que se llamaba “Pájaro” y recuerdo que para volver había que llorar porque no podía subir, y entonces me sacaban las alpargatas, así que me devolvían y recién retornaba” recordaba a sus compañeros de educación como chicos Rubén Benito, Rubén Sena y otros niños en su época.
Por razones de trabajo su familia se trasladó a Fortín Las Chuñas donde vivió su adolescencia y juventud “yo ingresé a los 24 años al Seminario en Resistencia, antes se tenía que ir a Rosario o Buenos Aires y desde el 1994 se tiene la posibilidad de hacerlo en nuestra provincia, ahora va creciendo cada vez más” afirmaba, agregando “muchos chicos ingresaban con 17 años y recién terminados sus estudios secundarios y nosotros éramos con bigote duro, nos calificaban como los del PAMI en broma”
“Estuve tres años en El Impenetrable con una experiencia muy dura, en 1994 se crea la parroquia del Sauzalito y fui con otro sacerdote entrerriano, uno con muchas ilusiones va de querer cambiar al mundo y muchas veces es al revés, uno veía los caminos tan feos y con medios de transportes no como los de ahora, mucha pobreza, indigencia desde los aborígenes y uno hasta llega a cuestionarse en decir que Dios no ha pasado por acá, pero uno se da cuenta con el tiempo que a veces no nos abandona Dios, pensamos humanamente queriendo el bienestar para nosotros, pero lo importante es ser feliz, porque de que sirve tener muchas cosas y ser infeliz” reflexionaba.
Luego de su pasado por esta localidad fue destinado a Las Breñas, luego a Villa Berthet para regresar nuevamente a nuestra ciudad y ser ahora Párroco “doy gracias a Dios por cómo va haciendo las cosas, uno tiene más responsabilidades y como párroco es que en el éxito nos juntamos todos y en el fracaso queda uno solo, pero siempre feliz con mis limitaciones, errores, pecados, pero si algo uno puede reconocer es que la gente de Las Breñas es muy solidaria y pidiendo como cura a ellos es que recen por mí para que sea cada vez mejor persona”
Consultado el porqué haber elegido esta vida dedicada al sacerdocio, Santillán comentaba “uno recuerda el inicio de la Democracia, he sido militante en política y veía a mucha gente en el campo tan pobre que nacía, vivía y moría sin nada, y es así que uno quería ayudarlos para puedan ser felices, y la única manera era el poder encontrar a Dios en sus vidas y fue ese el desafío, no es que Dios me llamó con su voz, o vino un Ángel me vino a decirme, fue un discernimiento en poder ayudar a la gente pobre a ser felices, esa es la manera que con el sacerdocio, tanto hombres, mujeres y niños puedan encontrar a Dios para ser felices”
Conceptuando el sacerdocio, Santillán comentaba “el sacerdocio es un hombre de entrega y fe, uno tiene que ser por sobre todas las cosas normales, no somos mejores ni peores y en el sacerdocio cuesta eso, ser normales” dejaba como reflexión final el párroco breñense Osvaldo Santillán.